Chema Ruiz (Murcia, 1985) confiesa ser «muy de Queen», «adicto» a la Nutella (hasta el punto de tener un «problema grave»), y que una vez le enviaron «20.555 fotos de gente enrollándose con su perro» tras decir que la gente que metía la lengua a sus canes «era un poco cerda». Dice este humorista, que no deja de reír y hacer reír: «En el momento en el que no puedas reírte de algo, ese algo te ha superado y te va a matar. Si es una enfermedad terminal, te matará antes».

1-¿Un sitio para tomar una cerveza? -El pasaje de Zabalburu, en Murcia.

2-¿Qué música le suena en el teléfono móvil? -‘Dj’, de Dover.

3-Un libro para el verano. -‘Deja de ser tú’, de Joe Dispenza.

4-¿Qué consejo daría? -Que, por favor, no siga ninguno de mis consejos.

5-¿Facebook o Twitter? -Facebook.

6-¿Le gustaría ser invisible? -A ratos, sí.

7-¿Un héroe o heroína de ficción? -Deadpool.

8-Un epitafio. -Os dije que la tortilla no olía bien.

9-¿Qué le gustaría ser de mayor? -Nunca seré mayor.

10-¿Tiene enemigos? -Por mi lado no; por el suyo no lo sé.

11-¿Lo que más detesta? -Criticar sin saber (deporte nacional).

12-¿Lo peor del verano? -Los domingueros.

¿Cómo es Chema Ruiz?

Positivo e intenso hasta ser cansino.

«Tengo un disgusto muy grande con las figuritas que ponen en las rotondas»

¿Qué aprende del humor?

-Una filosofía muy valiosa de vida. Básicamente: «Pase lo que pase, sigue ‘pa’lante’, que hay que hacer reír a esta gente, que para eso ha pagado». Ya se puede morir mi padre, que amputarme un pie, que si tengo que actuar… Y me ha pasado. No que me hayan tenido que amputar un pie, voy con los dos bien, pero se me ha muerto gente, he tenido marrones que te cagas con parejas, o movidas en casa, lo que tiene todo el mundo, ni más ni menos, y me he subido al escenario y me he metido en el personaje, en mi ‘yo’ actor.

-¿Qué le hace reír?

-¡Soy duro para reír, aunque parezca que no! Pero bueno, mejor, porque así se supone que soy más crítico. Hay cosas mías que no me hacen reír, y tengo que pasar varios filtros para que me hagan gracia a mí mismo, con lo cual… Soy un poco chungo como filtro para mí mismo, ¡soy un ‘hijoputa’! [risas]. Me hace reír el humor absurdo, muchísimo. También el humor negro y el identificativo. También me hacen mucha gracia los ‘cuñaos’, la figura del clásico ‘cuñao’ español. Y, además, tengo la suerte de tener uno en casa que encaja perfectamente [risas]. Mi ‘cuñao’ lo sabe todo, lo consigue todo más barato y es un fenómeno. ¡Pero es que lo es de verdad y por eso lo consigue!

-¿Trae problemas el humor?

-¡Trae problemas todo tipo de humor! ¡A mí me ha sorprendido un montón! Después de diez años en los escenarios, haciendo reír a gente de toda España, gente de todas las edades, y después de más de 200 piezas creadas para internet, siempre, digas lo que digas, se va a molestar alguien. Es impresionante. Siempre, digas lo que digas, habrá una asociación de algo relacionado con lo que has dicho que se va a poner en contra de ti. Da igual.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, yo hice un vídeo, del que no me arrepiento, diciendo que la gente que se enrolla con su perro y metiéndole la lengua en la boca es una cerda, o, si quiere, una cochina, como prefiera. Pues, aparte de que me enviaron 20.555 fotos de gente enrollándose con su perro, me llegaron críticas del tipo «peores cosas te habrás comido tú» -y tienen razón, porque una noche en las tascas de Murcia es dura-, «tu boca seguro tiene más microbios que la de mi perro», y cosas de ese tipo. No es que me metiera con el cáncer, ni nada de eso. Uno de los últimos vídeos que he hecho es sobre el bollycao cero [sin azúcar]. El bollycao me encanta, soy muy de bollycao, así que fui a probarlo. Alguien me dijo que lo probara delante de la cámara… Pero el bollycao cero no me gustó. Dije, sutilmente, que sabía un poco a zurullo de cabra. Que el ‘bolly’ estaba reseco, porque le habían quitado el aceitillo que le da la vida, y que el ‘cao’ era un ‘cao’ triste. Pues todos los diabéticos, también… ¡Ya ves tú, como si no tuviéramos todos familiares diabéticos! ¡Me decían que qué iban a comer! Oye, si solo te alimentas de bollycao cero, ¡muérete! Hay muchos productos para diabéticos que están buenísimos, incluso mejor que el original. Este no es uno de ellos. Pero basta que digas algo para que salte uno: «¡Que mi madre es diabética!».

-¿Queda alguna asociación que no le haya tirado de la oreja?

-Sí, alguna con la que no me haya metido… Y con la que me meteré seguro.

-¿De qué no puede reírse?

-No hay nada de lo que no pueda reírme, de lo que no deba reírme. En el momento en el que no puedas reírte de algo, ese algo te ha superado y te va a matar. Si es una enfermedad terminal, te matará antes. Si tienes un mes de vida, al final durarás dos semanas. Mire, si mi madre tiene una enfermedad grave, quizá no sea capaz, en caliente. ¡Espero serlo, porque lo he sido en momentos que me han tocado de cerca! Pero, en una situación muy complicada, incluso con niños, que siempre es más difícil, agradecería que alguien me hiciera reír con un chiste sobre eso. Eso también da visibilidad al problema, por mucho que se diga. El problema del humor negro es que, si hago un chiste sobre las Torres Gemelas, sobre los miles de muertos que hubo allí, a lo mejor se ríe. Pero si lo hago sobre la esclerosis múltiple, y resulta que su padre está enfermo de eso, pues no le va a hacer ni puta gracia. Pero tampoco es justo, en las Torres Gemelas murió muchísima gente. Pero, claro, su padre es su padre. Al final nos reímos de lo que no nos toca, de eso me he dado cuenta. Y hay que aprender a reírse también de lo que nos toca. Es una psicología gratuita que te regala la vida.

-Un valor irrenunciable para usted, ¿cuál es?

-El amor, absolutamente.

-Y el amor, ¿qué le da?

-Todo. Estabilidad mental, física y de todos los tipos. Me da felicidad verdadera, todo lo contrario de lo que te aporta todo aquello que no es amor, que es una felicidad pasajera que da lugar a un vacío. Y si la gente digiere esto, ya hablamos otro día [risas].

-Hay muy poca diferencia fónica entre amor y humor, ¿no?

-Sí, sí. ¡Muy poca! Exactamente. Al final, en el humor hay mucho de tristeza… y de tragedia. Siempre se ha dicho que el humor es tragedia más tiempo. Es así. Cuando estás en caliente quizás no puedas reírte de una cosa pero, diez años después, por muy malo que haya sido, al final te ríes. Yo, en mi caso, intento siempre hacer el humor con amor. Y el amor, también con humor [risas].

-¿Qué le pone de mal humor?

-Que Leticia Sabater se me adelante a sacar la canción del verano. Eso es lo que más me ha jodido.

-Si a Superman le hace daño la kriptonita, ¿qué le hace daño a Chema Ruiz?

-A mí me hace daño la coliflor. ¿Una coliflor, así, ‘hervía’? ¿Una pava? Yo no entro a esa casa… Eso es como un exorcismo.

-¿Qué ha sido muy importante?

-Casi todas las buenas noticias que han surgido en mi familia, creo. Y también la invención de la Nutella.

-¿Le gusta?

-Soy adicto, adicto en vena. Totalmente.

-Ah, de problema.

-Sí, tengo un problema grave. Cuando voy a los italianos, que tienen los botes de Nutella estos de cinco kilos, me tiro de cabeza.

-En su vida, ¿ha sufrido ‘bucho’?

-No, no he sufrido ‘bucho’. Como todos. Viendo lo que se ve por ahí, lo que se ve en la tele, como diría aquel, creo que he tenido suerte. Sufrí con momentos traumáticos que todos hemos tenido, como cuando se terminó ‘Farmacia de Guardia’, que era mi serie fetiche. Fue uno de los momentos en los que peor lo pasé. Y también, y esto me gustaría remarcarlo, cuando le dieron una puñalada al Fary, que en paz descanse, cuando era taxista en ‘Menudo es mi padre’. En ese momento, el Fary era como mi padre.

El estilo ‘murcianico’

-Usted, que adaptó el ‘Gangnam style’, del cantante PSY, para crear el ‘Murcianico Style’, ¿cómo definiría el estilo ‘murcianico’?

-Alegría por vivir, despreocupación incluso para pronunciar y amor por el sol y la buena vida. Y de la buena vida te viene la cerveza, las tapas… Ahora Murcia es el nuevo Lepe, todo el mundo se mete con Murcia. ‘El Mundo Today’ [periódico satírico online] saca todos los días una noticia sobre Murcia… Pero luego, el que viene, se enamora. Hay gente que me escribe y me dice: «¡Mira lo que dicen de Murcia! ¡Diles algo! ¿No te cabreas?». Pues no, si yo soy el primero que se ha metido con Murcia. Es una gilipollez. Yo también puedo hablar de Zamora, sin saber qué hay allí. Criticar sin saber, deporte nacional que todos practicamos, y yo el primero.

-Hablando de Murcia, ¿qué le sobra a la Región?

-Le sobran zonas que habría que cuidar más para que, quien venga de fuera, no diga: «Esto es una mierda». El Mar Menor, por ejemplo. Estamos todos consternados. Está podrido. Dicen que se va a arreglar, no lo sé… Bueno, y yo también tengo un disgusto muy grande con las figuritas que ponen en las rotondas. Dadle un ‘pensaíco’, y luego, si eso, las volvéis a poner.

-¿Qué echa mucho de menos cuando está fuera?

-Si llevo un bote de Nutella y una botella de Jägermeister, no me falta nada. Bueno, a mi familia también.

-¿Ha mezclado alguna vez Nutella y Jägermeister?

-Jamás. Pero, desde hoy, lo haré. Y la siguiente entrevista la hacemos ya desde el hospital.

-¿A qué no le gana nadie?

-A torpe en los deportes. Es como un superpoder. Todos los deportes se me dan mal. No hay nada que se me dé bien. Especialmente mal, el fútbol.

-A usted, que tiene el título de ingeniero agrónomo, ¿qué le gusta cultivar?

-Como no le diga la mente… He tenido la poca vergüenza de, desde que acabé la carrera, no cultivar absolutamente nada. Creo que una vez cuidé un geranio y se murió. Y el geranio es inmortal. Creo que soy capaz de matar un cactus.

-¿Qué le asusta?

-Otra campaña electoral… a mi costa. Sin duda, tío. ¡Qué pesaos! Y no se va ni uno.

-¿Contra qué lucha?

-Pretendo luchar contra el odio, en todas sus formas. Y también contra la gente que dice que le gusta más la lechuga que la hamburguesa. Me parece que hay que exterminar a esa gentuza. ¡Porque es mentira, se están engañando a sí mismos! Y, al final, eso lleva a problemas.

-¿Qué se tiene prohibido?

-Los pensamientos negativos. Y a Álex Ubago. A Maná. En general, lo que quite vida.

-¿Cuándo quiso parar el tiempo?

-Cuando le tiré los tejos a esa chica inalcanzable y dijo «sí». Fue como un asteroide, que pasa una vez cada millón de años. Había que parar el tiempo y disfrutarlo. Sentí que, por fin, había conseguido una autoestima importante.

-Que no cuenten con usted para…

-Para bailar salsa.

-¿Qué es muy necesario?

-Las clases de salsa para solteros feos y una política responsable, también en las clases de salsa.

-¿Qué mito hay que derribar con urgencia?

-La media del pene español. ¿Se puede decir pene en el periódico?

-Sí, puede decir lo que quiera.

-Pues entonces, el mito sobre la media tan baja del cipote de los españoles.

-¿De qué alardea?

-De superar las medias, en general.

-¿A quién quiere parecerse?

-A mí mismo, en mi mejor versión.

-Si por usted fuera…

-Habría más humor y menos penas. Y un bote de Nutella en cada mesilla de noche. Y, por favor, me va a poner ‘pene’ en la respuesta de antes que, como me ponga cipote, mi madre me mata.

 

INFORMACIÓN ORIGINAL EXTRAIDA DE:
http://www.laverdad.es/verano/entrevistas/201608/28/aprender-reirse-tambien-toca-20160828010504-v.html

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