Hace unos meses, una de las pacientes del servicio de Farmacia del hospital Can Misses explicó al personal la odisea que debía pasar cada vez que le tocaba recoger su medicación. Enferma de esclerosis múltiple, con problemas de movilidad, tenía que coger hasta tres autobuses para llegar desde su casa, en Cala de Bou, hasta el hospital. Todo ese periplo sólo para recoger una medicación. La usuaria presentó una petición, los responsables del servicio estudiaron cómo se podía hacer, no sólo para esta paciente, sino para todos los que estuvieran en situación similar, y desde el pasado mes de febrero ofrecen la posibilidad de que los usuarios puedan recoger esta medicación en sus propios centros de salud.

No a todos los pacientes y no en todos los casos, matiza Laura Anoz, responsable de las consultas externas del servicio de Farmacia. Para empezar, sólo se lo ofrecen a pacientes que llevan tiempo ya con la medicación y, por tanto, controlan como deben tomársela y no requieren que el personal del servicio les dé muchas indicaciones. Es imprescindible que el usuario se encuentre estable y, en consecuencia, el tratamiento no varíe. Tampoco pueden beneficiarse de este acercamiento los pacientes cuyos medicamentos requieren conservación en frío. Tampoco es posible dejar en los centros de salud los compuestos citotóxicos que utilizan algunos pacientes de Oncología.

Consultas en confianza
Anoz reconoce que hasta que esa paciente no les planteó los problemas que suponía para ella tener que recoger la medicación en el hospital teniendo muy cerca de casa el centro de salud no habían pensado en esta posibilidad. «Tienes mucha relación con ellos, son pacientes crónicos, vienen regularmente, hablas con ellos…», explica Anoz, que detalla que lo habitual es ver a estos pacientes una vez al mes o cada dos meses. «Se establece una relación de confianza», añade la responsable del servicio, que indica que, la mayoría de las ocasiones, les hacen preguntas que se les ha olvidado hacer en la consulta del especialista que les ha puesto el tratamiento. La responsable de estas consultas indica que la mayoría de las veces estos despistes se deben a los nervios y que es luego, ya en casa, cuando les vuelven a venir todas las dudas, que realizan al personal de Farmacia cuando van a recoger los medicamentos.

En estos momentos el servicio de Farmacia del hospital Can Misses cuenta con alrededor de 1.200 pacientes a los que dispensan tratamientos. El 90 por ciento de ellos son enfermos crónicos, matiza la gerencia del Área de Salud de Ibiza y Formentera. Anoz detalla que cuando se preparaban para poner en marcha este sistema revisaron los casos de todos los pacientes y encontraron a algo más de 500 que, si lo querían, podían recoger su medicación en su centro de salud. Además, explica que antes se hizo una encuesta para ver cuántos querrían beneficiarse de esto y la mitad respondieron que les gustaría.

Sin embargo, cuando pusieron el sistema en marcha, se encontraron que pocos aceptaban el cambio. En estos momentos hay 58 pacientes que recogen su medicación en su ambulatorio: 15 en el de Sant Antoni, 12 en el de Santa Eulària, 11 en Vila, 8 en Sant Josep, 8 en Es Viver y 4 de Sant Jordi. «Esta medida ha repercutido en la comodidad de determinados pacientes, para los que desplazarse hasta Vila suponía un problema evitable en la mayoría de los casos», indica la responsable del servicio, que bromea con el hecho de que tan pocos hayan aceptado, de momento, la propuesta: «¡Prefieren seguir viniendo a vernos!».

Miedo al cambio
Ya más seria comenta que hay gente que prefiere seguir yendo al hospital tanto por miedo al cambio como porque el horario en el hospital es más amplio que en los centros de salud. La jefa del servicio confía en que con el paso del tiempo más usuarios se vayan animando. Recuerda que recoger la medicación en los centros de Atención Primaria no implica que dejen de ir a la consulta, para la que pueden pedir cita siempre que lo necesiten.

Anoz explica que los fármacos se envían a los ambulatorios a través de mensajero. Éste lleva un sobre con el nombre del centro de salud y, dentro de éste, hay otro sobre con el nombre del pacientes. El mensajero desconoce en todo momento quién es el destinatario de la medicación. Además, los sobres son completamente opacos, de manera que la auxiliar de enfermería que lo entrega finalmente al usuario tampoco puede ver qué medicación hay en su interior.

Anoz recuerda el momento en que llamaron a la paciente que solicitó este servicio para decirle que podría recoger su medicación en su centro de salud. «Se puso muy contenta», explica la responsable de las consultas externas del servicio de Farmacia del hospital Can Misses. Tanto, que incluso se desplazó hasta el hospital para darles las gracias.

 

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